GUERRERO, José

(Granada, 1914 – Barcelona, 1991)

Pintor y grabador, José Guerrero está vinculado al expresionismo abstracto norteamericano. Procedente de una familia humilde y huérfano a edad temprana, trabajó en una carpintería y como aprendiz de tallista, entre otros oficios, antes de matricularse en 1931 en la Escuela de Artes y Oficios de Granada, que frecuentó hasta 1934. Fue entonces cuando se despertó su verdadera vocación artística y cuando comenzó a dedicarse a la pintura, simultaneándola con otros trabajos, como el de campanero de la catedral de Granada. Tras realizar el servicio militar, que coincidió con la guerra civil española, se trasladó a Madrid en 1940. Ingresó entonces en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, donde frecuentó las clases de Vázquez Díaz y las de historia del arte que impartía Lafuente Ferrari. A partir de 1942 residió en la Casa Velázquez de Madrid, entonces en la calle Serrano. Durante este periodo conoció a Juan Mordó y a Karl Buchholz, este último que pronto sería uno de sus primeros galeristas. Tras terminar los estudios en San Fernando se trasladó en 1945 a París con una beca del Gobierno francés. Allí conoció el arte moderno, especialmente la obra de los artistas españoles de la Escuela de París y la vanguardia francesa. Residió en Roma y viajó por Europa y en 1949 se trasladó a Estados Unidos, primero a Filadelfia, de donde procedía su esposa, la periodista Roxanne Whittier Pollock, con la que había contraído matrimonio el 25 de abril de 1949 y, a partir de 1950, a Nueva York. Comenzó entonces a experimentar con nuevos materiales y a vincularse a la abstracción y muy pronto entabló relación con Betty Parsons, que facilitó su inclusión en la Escuela de Nueva York. Tras una intensa etapa americana Guerrero regresó a España en 1965, vinculándose a la galería Juana Mordó y al grupo de pintores abstractos del Museo de Cuenca y adquiriendo poco después un cortijo cercano a Granada, donde pasarían largas temporadas a partir de entonces. En 1968 regresó a Estados Unidos, donde ejerció la docencia y participó en numerosas exposiciones, tanto en América como en Europa. Una de las más significativas tuvo lugar en 1980 en la madrileña Sala de las Alhajas, que supuso la consagración definitiva del artista como referente de la pintura española contemporánea.

OBRAS EN LA COLECCIÓN

DOS AZULES

SIN TÍTULO

BURNING RED